13-11-2013, 03:17 PM
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Hábitat: El zorzal colorado habita preferentemente sitios muy arbolados como las selvas y montes del Cono Sur de Latinoamérica. Sin embargo, merced a su notable capacidad de adaptación, se lo encuentra además en zonas que sufrieron desmonte y ocupación por el hombre. Es muy frecuente su presencia en plantaciones, en poblados y también en parques y jardines de grandes ciudades.
Su hábitat ocupa buena parte del territorio sudamericano, desde el sur de la cuenca del río Amazonas hasta la provincia de Buenos Aires en nuestro país, y desde el océano Atlántico a las estribaciones de la Cordillera de los Andes, en regiones que no sobrepasan los 1.500 metros.
Actividad: Estos pájaros viven en parejas; a esto se limita su sociabilidad ya que a pesar de compartir las zonas con otros individuos de la mismas especie , no constituyen bandadas. Los zorzales son aves sedentarias que rara vez se alejan más de trescientos metros de sus apostaderos; su vuelo es corto y rápido, de recorrido ondulante.
También es particularmente reconocido y apreciado por su canto tan melodioso y dulce, que se escucha en las soledades del campo y también en los jardines suburbanos y en los parques de las ciudades.
El canto del zorzal se escucha durante toda la época de nidificación, desde agosto o septiembre hasta diciembre o enero. Al amanecer y al anochecer se hace particularmente intenso y continuado. Antes de que salga el sol, el macho se posa en un árbol cercano al que alberga su nido, mientras la hembra incuba los huevos o alimenta a los pichones.
El pájaro camina a la carrera, mientras selecciona posibles presas. Para recorrer el camino a mayor velocidad salta con las dos patas juntas o combina estas dos formas de locomoción comenzando la marcha con algunos saltitos y continuando a la carrera.
Reproducción: A fines del invierno los zorzales comienzan a prepararse para la reproducción y la crianza de los pichones. Es entonces, en agosto o septiembre, cuando comienza a oírse su canto característico y cuando la pareja, que ha permanecido unida durante el invierno, inicia la construcción del nido que albergará a la prole.
El zorzal colorado realiza este trabajo minuciosamente y con gran habilidad. El primer paso es elegir una horqueta fuerte, horizontal o vertical, capaz de sostener un nido voluminoso y relativamente pesado.
Para fabricar el nido, las aves colocan primero una especie de soporte de ramas entrecruzadas, hierbas y gramíneas, sobre las que elevan una estructura de barro mezclado con elementos vegetales, verdadero adobe que luego es recubierto con ramitas, hojas secas y musgo.
En época de reproducción, aparece cierto dimorfismo sexual en esta especie: en el macho se incrementa la tonalidad castaña rojiza del vientre que, en cambio se opaca en la hembra. Esta pone entre tres y cuatro huevos en cada postura, que incuba durante unas dos semanas.
Cuando los padres se acercan volando al nido, trayéndoles alimento, los pichones alzan inmediatamente la cabeza, abriendo la boca para recibirlo Al hacer esto, exponen el color amarillo anaranjado del paladar (que los diferencia, por ejemplo, de las crías de otras aves que suelen parasitar la nidada). Las lombrices predominan en la dieta de los pequeños.
La vigilancia del nido y la alimentación de los pichones constituyen las dos tareas principales de la crianza. Tanto el macho como la hembra llevan a cabo ambas actividades, aunque el macho parece inclinarse por el papel de la vigilancia y la hembra por el de la alimentación.
Bio-ecología: El zorzal colorado es omnívoro: consume frutos tanto de plantas silvestres como cultivadas, además de gran cantidad de insectos y sus larvas. También forman parte de su dieta las lombrices y pequeños caracoles.