Pajaro Silvestre

Versión completa: Manejo especial durante meteorología adversa
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Altas temperaturas y humedad
Estas condiciones pueden generar un gran estrés, sobre todo en especies procedentes de
climas fríos y secos (gerifaltes, búhos nivales…).
Un “golpe de calor” significa que el ave no ha podido refrigerarse adecuadamente y mantiene
una temperatura muy elevada. Aparecerá con el pico abierto, ritmo respiratorio elevado y alas
caídas. Si vemos que se encuentra en esta situación, hay que actuar rápidamente, mojándola
(sobre todo el plumón interior) y colocándola en un lugar fresco para facilitar la bajada de
temperatura. Mojar las garras también ayuda en estas situaciones.
En épocas de excesivo calor tienes que extremar las precauciones cuando viajas. No puedes dejar
un ave dentro de un coche al sol o con altas temperaturas. Un “golpe de calor” puede ocurrir
en tan solo 5 minutos.

Bajas temperaturas y humedad
No suelen ser un problema para la mayoría de las rapaces del Hemisferio norte, no así para
algunas especies del cono sur (Falco deiroleucus…).

Durante los días realmente fríos, puedes tener la desgracia de que tu ave acabe mojada, por caer
en una charca con la presa, luche en terreno mojado al capturar… existiendo riesgo de
hipotermia.
Un primer síntoma de hipotermia se observa cuando el ave tirita, pudiendo estar empapada
dejando al descubierto gran parte de su piel. En estos casos, debes parar el vuelo y llevar al ave
lo más rápidamente posible al vehículo, donde pondrás la calefacción para secarla lo más
rápido posible.
Durante las noches de invierno, las temperaturas pueden llegar a varios grados bajo cero. En
estas condiciones, las aves pueden agotar sus reservas calóricas sufriendo las consecuencias de la
hipotermia.
El problema es mucho más acusado en especies de metabolismo rápido, como el Gavilán
europeo (Accipiter nisus), el Esmerejón (Falco columbarius) o el Cernícalo americano (Falco
sparverius). Un riguroso control del peso se revela fundamental para evitar problemas.