Pajaro Silvestre

Versión completa: El dimorfismo sexual
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Las hembras de las rapaces empleadas en Cetrería son, en líneas generales, 1/3 más grandes
que los machos.
Este aspecto es importantísimo para la elección de nuestra futura ave. En muchas
ocasiones, dependiendo de si es un macho (torzuelo) o una hembra (prima) podremos cazar un
tipo u otro de presas.
Las hembras suelen ser más poderosas mientras que los machos de algunas especies tienen
más agilidad. A un azor macho le será imposible cazar una liebre, en cambio una hembra es
perfectamente capaz de “sujetarla”. El azor macho sin embargo, al poseer más ligereza, dará
alcance más fácilmente a una perdiz.
El dimorfismo sexual en rapaces ha sido premiado por la selección natural al amortiguarse la
competencia intra-especie por las presas. Con esta estrategia además aprovechan recursos
tróficos mucho más diversos y ocupan un mayor número de nichos ecológicos, procesos clave
para el éxito evolutivo y la perdurabilidad de una especie .
En especies que explotan recursos tróficos muy abundantes, por ejemplo insectos, el dimorfismo
sexual es mucho menos acusado o inexistente ya que “hay para todos”. La competencia por el
alimento es mínima. Por ejemplo en el Cernícalo americano (Falco sparverius) ambos sexos
tienen el mismo tamaño.
Otra razón por la cual las hembras suelen ser mayores es porque en las fases tempranas de la
reproducción son ellas quienes incuban los huevos y no salen de caza, o salen muy poco. Es
el macho quien lo hace, llevándole el alimento a la hembra. Este momento del año coincide con
que hay muchas presas jóvenes y pequeñas que el macho puede cazar.
Cuando los pollos de las rapaces crecen, ambos progenitores salen a cazar, muchas presas han
crecido y es la hembra quien ejerce su presión depredadora sobre éstas, mientras que el macho
seguirá cazando sus presas pequeñas habituales.