Pajaro Silvestre

Versión completa: Crónica de una tradición silvestrista
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Aquí os pongo un fragmento extraído del diario digital, "El norte de castilla" que nos habla de la celebración del día de San Frutos apodado "el pajarero", En Segovia, por ser patrono de la ciudad. En este día los pajareros de la ciudad acudían en legión a realizar capturas. En bonito de leer.

Los pajareros

"...Otro tanto ocurrió con la tradición de los pajareros, aunque todavía viven en Segovia personas que llegaron a participar en una afición u oficio que contó con verdaderos profesionales. En este caso, las sucesivas legislaciones acabaron con la caza masiva de pájaros, víctimas inocentes de las celebraciones de San Frutos, 'el pajarero'.
El periodista Vicente Fernández Berzal llegó a conocer la práctica en su pleno apogeo, antes de que las leyes dictadas en defensa de los pájaros fueran mermándola poco a poco. En 1927, Fernández Berzal echa la vista atrás y escribe del prado Monago, lugar que los antiguos pajareros escogían como escenario de sus gestas. El 'prao Monago', como lo llamaban los segovianos de pura cepa, se extendía en los terrenos que ahora ocupa la residencia de las Hermanitas de los Pobres (de ahí lo de calle del Prado). Los cazadores de pájaros utilizaban las numerosas zarzas que limitaban la explanada para colocar en ellas sus cañotas y varetas, y esperaban a que los cándidos pajarillos quedaran atrapados en la pegajosa liga con que estaban impregnadas. Los avezados cazadores también actuaban en lugares como Tejadilla, Las Lastras de Santo Tomás, Las Nieves o los aledaños del Zorroclín, entre otros. En el 'prao' Monago hacían sus primeras armas los chavales, pero el solar desapareció en 1882, cuando las Hermanitas de los Pobres construyeron su asilo.
La noche víspera de San Frutos, los pajareros salían de la ciudad cargados con sus pesados macutos, en los que llevaban las jaulas con los reclamos y todo el material necesario para la caza. Iban contentos, sin importarles la lluvia o el frío que pudieran encontrar en el camino, provistos de una botella de coñac que les servía para reparar fuerzas. Cuando llegaban a las zarzas previamente estudiadas, colocaban los reclamos y las varetas impregnadas de liga, y las avecillas caían en la pegajosa trampa unas tras otras: jilgueros, verderones, pinzones, gurriatos, pardillos... «Antiguamente -revela Martín Crespo- la legión de pajareros la constituían zapateros y sastres (...) Y bien recordamos cómo se adornaban las fachadas de las casas de los zapateros 'de portal' con jaulas de reclamos y con qué solicitud cuidaban a jilgueros y pardillos, que en los días de sol alegraban con sus trinos la vecindad. También había cazadores que convertían la afición en negocio lucrativo..".
Gracias por ese fragmento de historia del silvestrismo.
Eran otros tiempos.

Un saludo de un segoviano.
!! anda que casualidad compañero! me alegro mucho de que te haya gustado  O:-)